El sistema, el modo de funcionamiento de las instituciones, las reglas de juego de la Matrix, nos hacen más máquinas que sujetos. No importa lo que sentimos, no hay lugar para las emociones, las necesidades, los ritmos propios.

Debemos responder a un sistema que produce y factura: a las obras sociales, a las empresas, a los grandes capitales. Ese nivel de “productividad” nos lleva a aceptar tratos denigrantes, abusos, exigencias sobrehumanas de horas de trabajo, disociándonos de lo más básico.

No tenemos tiempo/espacio para alimentarnos, dormir, encontrarnos con nosotrxs mismxs -y menos con un otrx–. Lo más doloroso es que está tan naturalizado que, a veces, no se cuestiona y es sinónimo de éxito. Vivimos en un sistema que nos lleva hacia una autoexplotación, donde somos nuestros propios verdugos.

El sistema capitalista nos despoja de nuestro lugar de sujetos tridimensionales, que tenemos un adentro donde nos pasan cosas: sentimos, pensamos, deseamos… Transforma todo en mercancías vendibles y fácilmente desechables: el celular, la tv, los vínculos, las personas. Todo se ubica en la misma categoría, si te es útil vale, sino, no tiene valor.

De sujetos nos convertimos en bienes de uso, de cambio. La posesión reemplaza al vínculo. La satisfacción inmediata, vacía y superficial, reemplaza a aquello que puede darnos un sentido al llegar a un objetivo, tolerando la espera y la frustración inmediata. El sin sentido y el vacío que invade nuestras vidas es hoy una problemática frecuente, causa de depresión, patologías físicas y adicciones de todo tipo.

Desde nuestra mirada integral en la clínica, acompañamos en procesos de subjetivación, recuperamos al SUJETO como protagonista de su vida, trabajamos en la identificación y construcción de recursos psíquico-emocionales que le permitan decidir cómo es la vida que quiere para sí, tolerando los procesos de cómo construirla y sostenerla. Encontrarás más sobre éste y otros temas en nuestros espacios de Faro Bio Radio en Spotify, en You tube e Instagram. Te esperamos!