Llamamos “paciente” a quien consulta, las palabras no son casuales. ¿Cuánto hay de pasividad, de delegar en otra persona mi tratamiento, la toma de decisiones? ¿Qué compromiso asumo en lo que me está pasando? en mi propio tratamiento? ¿Quién sabe acerca de lo que necesito sino yo mismx?
Es importante salir del modelo paternalista, donde un sólo profesional puede abarcar todo lo que me pasa y tener la autoridad respecto a lo que debo o no debo hacer.
Desde un abordaje integral de la salud, consciente e integrativa, es fundamental devolver el protagonismo a cada persona en la recuperación de su salud, donde los diferentes profesionales seamos agentes y podemos aportar herramientas y saberes, pero dentro de esa búsqueda que la persona está teniendo, acompañando sus procesos.
Esto nos puede generar incertidumbre, miedos, ansiedades, pero sentir que tenemos herramientas y que podemos buscar los recursos que vamos necesitando en cada momento nos devuelve también la confianza en nosotrxs, en nuestros propios procesos y salir de la sensación de impotencia.
La ciencia viene demostrando que la participación activa del paciente genera resultados positivos en el curso de cualquier enfermedad, contrariamente a la indefensión e impotencia a la que lleva la pasividad y falta de participación activa.
“Cada vez se ve con mayor claridad que el binomio paternalismo-obediencia se sustituye por el de beneficencia-autonomía, con lo que la relación médico-enfermo gana en madurez, al tiempo que se hace más humana y adulta” (Dra. Zabalo “La Rebelión de los pacientes”- 2015)